Hay lugares como el Niemeyer, donde ser original a la hora de encuadrar, casi equivale a un encuadre cuando menos cuestionable. Lugares tan vistosos, originales y fotogénicos hacen que buscar una toma original que no hay sido repetida mil veces, esté más cerca de ser un mal encuadre que de otra cosa. Por suerte y por estar allí, se conjugaron parte de los elementos de las dos disciplinas que más disfruto. Las líneas y formas de la arquitectura y los cielos y los colores del paisaje.
Aunque en un principio me movió a ir el dia de lluvia y el suelo mojado buscando algún reflejo en el hormigón pulido, el atardecer cambiante dio lugar a un cielo muy potente y que cambiaba muy rápidamente. Después de la puesta a la vista del movimiento de nubes, con un filtro des seis pasos y forzando dos minutos de exposición conseguí un movimiento de nubes en el cielo trazando algunas lineas de movimiento. Nunca me ha gustado ese efecto hecho con photoshop.
